UNA RATA PARA EL PRINCIPE...ANALISIS DE CASO
UNA RATA PARA EL PRíNCIPE
Dice la historia que, cuando el rey Jorge VI de Inglaterra cumplió seis años de edad, recibió muchísimos regalos. Sus padres, sus tíos, sus amiguitos y todos sus súbditos se esforzaron por mostrarle al pequeño su cariño.
Casi todos los regalos eran importados de Francia, España, Italia y otros países. A los criados encargados de cuidar al entonces príncipe Jorge les costó mucho trabajo desempacar, armar y mostrarle a su pequeño señor los lindos obsequios que le habían sido enviados. La verdad es que el modelo de algunos de los juguetes era para el uso exclusivo del simpítico chiquitín, pues todavía no se había construido un juguete igual para lanzar al mercado.
Una mañana en que los criados del palacio estaban jugando con el príncipe, notaron que había perdido interés en aquella montaña de juguetes. Lo había cautivado una escena callejera que podía ver desde una ventana de su habitación. Pasaban frente al palacio un limpiabotas y su hijo de seis años. A falta de juguetes, el hombre había atrapado una rata viva, le había atado un cordel al pescuezo y se la había dado a su hijo para que jugara con ella. El niño se sentía feliz con su juguete vivo. Cuando el pequeño príncipe, tras las rejas del palacio, vio esto, se le olvidó todo lo que él tenía. Perdió interés en todos sus juguetes y en las demís cosas del mundo entero. Lo único que quería era una rata viva como esa.
¿Qué tiene que ver con nosotros esta anécdota? Que todos somos como el pequeño príncipe de Inglaterra. Aunque tengamos todo lo habido y por haber, y hasta mís de lo que necesitemos, siempre habrí algo nuevo que desearín nuestros ívidos ojos. Ponemos todo nuestro afecto en algún objeto de esta vida y, una vez que lo hemos obtenido y disfrutado, lo tiramos a un lado porque queremos otro diferente. Nunca quedamos satisfechos. Siempre queremos algo mís o mejor.
Information and Links
Join the fray by commenting, tracking what others have to say, or linking to it from your blog.