LA MAYOR DICHA....UNA HISTORIA QUE TE CONMOVERA... SI ERES SENSIBLE Y DE BUEN CORAZON.QUE ENSEÑANZA NOS DEJA... APROPOSITO DE ESTAS FESTIVIDADES DE NAVIDAD Y FIN DE AÑO, NO DEBEMOS DE OLVIDAR A AQUELLAS PERSONAS QUE NECESITAN QUE SEAMOS

Posted by renegarcia on 27 Diciembre, 2006 22:41

LA MAYOR DICHA

 

La niña, bien vestida, contemplaba con gran entusiasmo las muñecas que habí­a en la tienda. En una de sus manitas tení­a un rollo de billetes. Al ver una muñeca que le gustaba, se daba vuelta y le preguntaba a su padre si tení­a suficiente dinero para comprarla. A pesar de que él le contestaba que sí­, ella seguí­a buscando hasta encontrar otra que le llamaba la atención, y volví­a a preguntarle:

—Papi, ¿tengo suficiente dinero para comprar ésta?

Mientras la niña se entretení­a buscando la muñeca perfecta, un niño entró en la tienda y comenzó a observar los juguetes que habí­a al otro lado del pasillo. Su ropa estaba bien cuidada pero gastada, y su abriguito le quedaba muy apretado. Al igual que la niña, él llevaba dinero en la mano, pero no pasaba de unos cinco dólares.

A él también lo acompañaba su padre. Cada vez que lo cautivaba uno de los juegos de video, su padre meneaba la cabeza, díndole a entender que no le convení­a eso.

Al fin la niña escogió la muñeca que mís le gustó, una que se veí­a tan elegante que seguramente serí­a la envidia de todas las niñas de la cuadra. En eso se dio cuenta de la conversación que sostení­an el otro padre y su hijo. El niño, cabizbajo y desilusionado porque no podí­a comprar ninguno de los juegos de video, habí­a escogido un ílbum de colección de postales. Luego se encaminó con su padre a otro pasillo, alejíndose así­ de la niña, que habí­a visto lo ocurrido.

La niña volvió a poner la muñeca selecta en el estante y corrió adonde estaban los juegos de video. Con renovado entusiasmo escogió uno que estaba encima de los demís, le dijo algo a su padre y se dirigió a toda prisa hacia la caja registradora para hacer su compra. Cuando el niño y su padre

hicieron cola detrís de ella, la niña no pudo disimular el placer que sentí­a.

Tan pronto como la cajera le entregó el paquete de la compra, la niña se lo devolvió y le dijo algo al oí­do. La cajera sonrió y colocó el paquete debajo del mostrador. Luego atendió al niño y le dijo:

—¡Felicitaciones! ¡Eres mi cliente número cien y te has ganado un premio!

Dicho esto, le entregó el juego de video al niño, quien no pudo hacer mís que mirarlo incrédulo.

—¡Es precisamente lo que querí­a! —exclamó.

La niña y su padre fueron testigos de esta emocionante escena desde la puerta de la tienda. En el rostro de la pequeña se dibujaba una sonrisa de oreja a oreja. Al salir del almacén, su padre le preguntó por qué lo habí­a hecho.

—¿No es cierto, papi, que mi abuelito y mi abuelita me dijeron que comprara algo que me hiciera muy feliz? —le contestó la niña.

—¡Claro que sí­, hija mí­a!

—Bueno, ¡pues eso es lo que acabo de hacer!

Así­ como aquella niña, todos tenemos suficiente como para darle a alguna persona necesitada, aunque no sea mís que comprensión y cariño. la moraleja de esta historia, es que de veras «Hay mís dicha en dar que en recibir.»

pero preguntemonos: ¿que hemos hecho por los necesitados?, que nos envuelva y nos nazca ese sentimiento de ser solidarios no solo en estas fechas , si no siempre y agradece a Diosito que al menos tenemos alimento y un lugar donde pasar la noche ; otros no tienen esa oportunidad.

Solo basta pasar por donde estan esas personas, niños ancianos. durmiendo en los portales soportando las inclemencias de el frí­o de la época, mientras tu te enojas y reniegas por que talves no te compraron la chaqueta de cuero o el abrigo que querias.....

Recordemos la ley de la gravedad....

Todo lo que sube ... baja.

 

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