CARRERA VELOZ HACIA EL CEMENTERIO. ANALISIS DE CASO.

Posted by renegarcia on 30 Septiembre, 2006 19:10

Presento un caso para reflexion.

CARRERA VELOZ HACIA EL CEMENTERIO

 

 

El chofer encendió el motor y emprendió la marcha. Los ocho cilindros del automóvil comenzaron a funcionar en perfecta armoní­a. La aguja del velocí­metro fue subiendo: cien kilómetros por hora, ciento veinte, ciento cuarenta, ciento ochenta, ciento ochenta y cinco. Los policí­as le abrí­an paso y el vehí­culo casi se despegaba del suelo.

El veloz conductor era Tom Wilks, de Geraldston, Australia, dueño de una funeraria, y en el carro mortuorio transportaba el cadíver de George Ivor, un excéntrico anciano que habí­a llegado a cumplir setenta y nueve años. í‰ste habí­a pedido, como último deseo antes de morir, que lo llevaran al cementerio a la velocidad de un auto de carreras.

El anciano, propietario de una granja en Australia, habí­a sido un enamorado de la velocidad. Los autos y las motocicletas de carrera fueron su pasión durante toda su vida. Por alguna razón nunca pudo realizar su sueño de correr como el viento y superar la marca de los 180 kilómetros por hora. Por eso, antes de morir, les rogó a sus hijos, y convino con la funeraria, que lo condujeran al cementerio a esa gran velocidad.

Hay muchas personas que, como aquel pací­fico granjero, aceleran su carrera al cementerio. Descuidan la salud fí­sica con toda clase de excesos: tabaco, alcohol, drogas. A pesar de sentir sí­ntomas serios de enfermedad, no van al médico sino que dejan pasar los dí­as, ya sea por pereza, o descuido o temor. Y juegan con el delito, confiando que su buena estrella los va a mantener al margen de todo peligro. Estas personas, empeñadas en quitar de a dos, de a tres y de a cuatro las hojas del calendario, van acelerando, sin darse cuenta y muchas veces sin importarles, su dí­a final.

La vida es demasiado preciosa para desperdiciarla locamente. El cuerpo no es eterno. Se deteriora cada dí­a. ¿Por qué apresurar el desenlace? ¿Por qué, sin considerar los años que podrí­amos tener por delante, malgastamos nuestro templo corporal como si fuera paja para ser quemada?

Aprovechemos nuestra juventud en el estudio, siendo productivos, sirviendo a la sociedad para que vivamos un periodo de adultez sin muchas penalidades y podamos estar en nuestra edad senil con la convicción de que tuvimos una vida normal, no licenciosa, sobre todo si apartarnos del camino de dios.

 

Prof. René Vidal.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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