VENDIENDO EL PERIÓDICO.........VIVENCIAS SALVADOREÑAS
IVENCIAS SALVADOREÑAS 2
VENDIENDO EL PERIODICO.
Fresco está en mí el recuerdo de mis tiempos como canillita, es decir vendiendo el periódico, un trabajo por demás, que no es para cualquiera, el hecho de entrar al negocio ya le genera a uno enemigos gratuitos, ya que hace peligrar para los mas antiguos sus clientes o zonas de distribución, algo que obliga a los que son nuevos a buscar otras zonas o lugares donde vender ya que al hacerlo donde anda la competencia es sinónimo de reproches y si es posible hasta golpes, razón por la cual yo con siempre trataba de no encontrarme con otro vendedor en un mismo lugar, ya que no era bien visto.
Lo otro con lo que hay que lidiar es con el tiempo de distribución, ya que si uno llega a las 12 del mediodía con la mayoría de periódicos las posibilidades de venderlos se reducen, ya que el impacto que pueden generar las noticias pasa a medida avanza la mañana ya sea por que la gente se da cuenta de las noticias por otros que ya compraron el diario y les cuentan o por que leyó las noticias en algún restaurante, bar, café, sala de belleza u alguna otra oficina donde están gratis al publico, de ahí que la venta debe agilizarse en las primeras horas de la mañana varias veces me sucedió que me subía a un autobús de los que iban para Santa Ana y me iban a bajar muy lejos y nadie quería traerme al regreso lo que hacia que me atrasara en la venta de la mañana a veces por vender uno o dos periódicos.
Que hablar de las ganancias para un trabajo de esa naturaleza tan pesado y ajetreado en mis tiempos que se ganaban colones las ganancias no pasaban del equivalente a 3 dólares al día o según la cantidad vendida ya que la ganancia por unidad es centavos, razón por la cual yo me atrevería a decir que la labor que ejercemos los CANILLITAS es una función social, ya que mantener informada a la población es una labor muy difícil, poco remunerada, peligrosa por la delincuencia, pero queda la satisfacción de que no mantenemos en la oscuridad a nuestra gente.
Dos asaltos, tres mordidas de perro, varias caídas y torceduras, soportar las inclemencias del tiempo por la mañanas de inverno bajo el agua, el inclemente sol del verano, el humo que penetra a los pulmones por los buses y vehículos en las ciudades, el abordar y bajar buses en movimiento, etc, etc, son algunas de as peripecias o gajes del oficio como dicen en buen salvadoreño y que hacen del canillita un personaje popular muchas veces utilizado como chiste, burla o menospreciado por la sociedad pero que espero al conocer mi historia sepan valorar la imprescindible función que prestamos en beneficio de la colectividad.
AUTOR: RV
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