LOS GENEROS LITERARIOS
Hablamos de 3 géneros literarios,
GÉNERO LIRICO, GÉNERO EPICO, GÉNERO DRAMATICO y EL ENSAYO. Éste último
se considera como un género, aunque ocupa un lugar intermedio en la
literatura.
Genero Lirico
Oda
(Del griego, odé, ‘canto’)
Las odas eran originalmente poemas para
ser cantados con el acompañamiento de un instrumento musical. De tono
elevado, estaba destinada a exaltar la vida de un individuo, a
conmemorar un hecho importante o a describir la naturaleza de manera más
intelectual que emocional. En Grecia, existían dos tipos de odas: las
corales y las cantadas por una sola voz (monodia). Las primeras,
elaboradas según los movimientos del coro en el drama griego, tenían una
estructura triádica: la estrofa, la antiestrofa y el epodo, este último
con ritmo y forma diferente de las dos partes anteriores. El máximo
representante de la oda coral es Píndaro, cuya obra incluye 45 odas que
conmemoran, entre otras celebraciones, los Juegos Olímpicos. Poetas como
el italiano Bernardo Tasso y el español Garcilaso de la Vega buscan
imitar a Horacio a través de una fórmula poética que sustituya a la
canción petrarquista. Gracias a la influencia de Garcilaso en España se
difunde la lira, estrofa de cinco versos endecasílabos y heptasílabos
que a su vez origina el surgimiento de formas mixtas como la canción
alirada, con variantes que abarcan entre cuatro y nueve versos. Merece
citarse la ‘Oda a la vida retirada’ de fray Luis de León. Pero existe
otro tipo de estrofa, más próxima a Horacio que la lira de Garcilaso: es
el cuarteto-lira, combinación de cuatro versos endecasílabos y
heptasílabos con rima cruzada (AbAb) o abrazada (AbbA). Variantes del
cuarteto-lira son la estrofa sáfica y la estrofa de la Torre. A la
primera pertenece la Oda Sáfica de Esteban Manuel de Villegas
(1589-1669), cada una de cuyas cinco estrofas abarca tres endecasílabos
sáficos (con acento rítmico normalmente en la primera sílaba y forzosos
en la 4ª, 8ª y 10ª), sueltos, y un pentasílabo:
Dulce vecino de la verde selva, / Huésped eterno del abril florido, / Vital aliento de la madre Vénus, / Céfiro blando; / Si de mis ansias el amor supiste, / Tú, que las quejas de mi voz llevaste, / Oye, no temas, y á mi ninfa dile, / Dile que muero.
La estrofa de la
Torre deriva su nombre de Francisco de la Torre (siglo XVI) y consta de
cuatro versos sin rima, tres endecasílabos y un heptasílabo. Influyó con
variantes en autores neoclásicos, románticos y modernistas, entre ellos
Gustavo Adolfo Bécquer ( Volverán las oscuras golondrinas ), José
Martí, Miguel de Unamuno y Gabriela Mistral.
Entre los poetas
contemporáneos autores de odas —y sus variantes— se encuentran Miguel de
Unamuno, Pablo Neruda (Alberto Rojas viene volando, Odas elementales),
Blas de Otero, Ricardo Molinari, Federico García Lorca y Jorge Luis
Borges, quien, en su ‘Oda escrita en 1966’, combina tres estrofas, dos
de 10 versos y una de 16, con un terceto que cierra el poema a manera de
epodo:
Nadie es la patria, pero todos lo somos. / Arda en mi pecho y en el vuestro, incesante, / Ese límpido fuego misterioso .
Himno
Composición
con texto de alabanza a una deidad o que expresa sentimientos de fervor
religioso o patriótico. Los himnos más antiguos que se conservan son
dos ejemplos de la antigua Grecia dedicados al dios Apolo, descubiertos
en Delfos, y que datan del siglo II a.C. Otras civilizaciones de la
antigüedad como la Asiria, la China, la Egipcia y la India han dejado
documentos con algunos himnos aunque no con su música. El canto de
himnos dentro del judaísmo y el cristianismo data al menos de la época
del Libro bíblico de los Salmos, cuyo nombre en hebreo, Tehillim,
significa canciones de alabanza . Sólo se conservan algunas melodías
cristianas de canto llano antiguo, la más antigua de las cuales data de
alrededor del 300 d.C.
Canción
Texto
corto, lírico o narrativo, acompañado de música. La música a menudo
reproduce el sentimiento del texto e intenta subrayar su contenido
emocional. Suele ser un poema con música. En su acepción moderna, el
término canción suele limitarse a las composiciones para una o dos
voces, frecuentemente con acompañamiento instrumental. Se distingue de
la canción folclórica. Sin embargo, es necesario conocer aquel estilo
para indicar el trasfondo sobre el que se desarrollaron las formas más
complejas. Las canciones folclóricas son básicamente composiciones
comunales. En Occidente invariablemente están forjadas en formas de
repeticiones de versos como la balada, en la que se usa una única
melodía una y otra vez para poner música a una serie de estrofas de
versos.
Fragmento de Así te quiero yo.
(Erasmo Ceballos-Jorge
Solís)
Así te quiero yo / con el más puro amor / con el más puro amor / Así te quiero yo / con el más puro amor / eso siente por ti / mi sincero corazón. / También dudas de mi / quizás tengas razón / por que a ti te han pagado / te han pagado con traición. /
Cantata
En música, composición
vocal con acompañamiento instrumental. La cantata tiene su origen a
principios del siglo XVII, de forma simultánea a la ópera y al oratorio.
El tipo más antiguo de cantata, conocido como cantata da camera, fue
compuesto para voz solista sobre un texto profano. Contenía varias
secciones en formas vocales contrapuestas, como son los recitativos y
las arias. Hacia finales del siglo XVII, la cantata da camera se
convirtió en una composición para dos o tres voces. Compuesta
especialmente para las iglesias, esta forma se conocía como cantata da
chiesa (cantata de Iglesia). Sus máximos exponentes italianos fueron
Giacomo Carissimi y Alessandro Scarlatti. En Alemania, durante este
periodo, la cantata da chiesa, en manos de Heinrich Schütz, Georg
Philipp Telemann, Dietrich Buxtehude, Johann Sebastian Bach y otros
compositores, evolucionó hacia una forma mucho más elaborada que su
modelo italiano. Bach hizo de la cantata de Iglesia el centro de su
producción vocal, si bien también compuso cantatas profanas como la
célebre Cantata del café. Desde los tiempos de Bach, la cantata ha sido
generalmente una composición coral con acompañamiento instrumental, que
tenía coros, solos, arias, recitativos e interludios instrumentales. El
texto puede ser sagrado, en cuyo caso la cantata se parece a un
oratorio, o bien profana, en cuyo caso se parece a una ópera. En su
forma sacra, difiere de un oratorio (como los de Händel) por ser
considerablemente más corta y menos elaborada tanto en las líneas
vocales como en el acompañamiento. En su forma profana difiere de la
ópera por ser cantada sin escenario ni vestuario y por la falta de una
acción en escena. En el siglo XIX, los límites entre la cantata, la
ópera y el oratorio se volvieron más borrosos, de modo que obras
dramáticas como el Caractacus de Edward Elgar o una obra próxima al
oratorio, Belshazzar s Feast (El festín de Baltasar) de William Walton
también podrían ser descritas como cantatas. La Cantata profana de
Bartók y la cantata Alejandro Nevski, compuesta por Prokófiev para el
filme del mismo título del cineasta ruso Serguei Eisenstein, son
excelentes ejemplos en el siglo XX.
Madrigal
En música, composición profana para dos o más
voces, que se inició en Italia en el siglo XIV y renació con una forma
diferente durante el siglo XVI. En esa época se hizo muy popular entre
los compositores ingleses, franceses, alemanes y españoles. La palabra
madrigal parece derivar de mandriali (breve poema pastoril) o de
matricale (canción o poema rústico), o quizá madriale (himno a la Virgen
María)
Los madrigales de la primera etapa se componían en un
estilo musical homofónico (una melodía predominante y un acompañamiento
subordinado) y solían armonizarse a cuatro voces. Sin embargo, las
partes vocales a veces eran interpretadas o duplicadas por medio de
instrumentos. Los compositores de madrigales más significativos de este
periodo fueron el holandés Jakob Arcadelt y el flamenco Philippe
Verdelot.
Los madrigales de la etapa media solían ser polifónicos
(dos o más partes de voces independientes), más expresivos y, a menudo,
más imitativos en lo musical o descriptivos de los sonidos humanos y de
la naturaleza. Los compositores comenzaron a preferir las texturas de
cinco o seis partes a las de tres y cuatro voces. Los flamencos Adrian
Willaert, Philippe de Monte y Orlando di Lasso destacaron como
compositores de madrigales de esta etapa media. Los madrigales de la
etapa tardía solían utilizar progresiones armónicas audaces y
cromatismos (el uso de las notas cromáticas en general sirve para
conducir una melodía o pieza musical de una tonalidad a otra) con el fin
de producir efectos dramáticos o emocionales intensos. También
utilizaban con frecuencia la voz solista, a menudo de una manera
virtuosa (de gran maestría técnica). Los compositores de madrigales de
este periodo tardío fueron los italianos Luca Marenzio, Carlo Gesualdo y
Claudio Monteverdi.
Fragmento de Madrigal.
Era un cautivo beso enamorado / de una mano de nieve que tenía / La apariencia de un lirio desmayado / y el palpitar de un ave en agonía / Y sucedió que un día / Aquella mano suave / de palidez de cirio / de languidez de lirio / de palpitar de ave / se acercó tanto a la prisión del beso / que ya no pudo más el pobre preso / y se escapó... /.
Elegía
En la literatura clásica,
composición poética basada, métricamente, en el dístico elegíaco
(hexámetro + pentámetro). Las elegías clásicas eran a menudo cantos
nostálgicos, pero también figuran entre sus temas el amor, la guerra y
la política. Calímaco y Catulo destacan entre los poetas de la
antigüedad que emplearon el verso elegíaco.
Durante la edad
media, la elegía recibió el nombre de planto o llanto, y un ejemplo de
este tipo de composición es el Planto que fizo la Virgen el día de la
Pasión de su Fijo, de Gonzalo de Berceo. Una elegía muy conocida es la
lamentación que hace el Arcipreste de Hita por la muerte de
Trotaconventos en el Libro de Buen Amor. En la poesía moderna (desde el
siglo XVI), las elegías se caracterizan no tanto por su forma como por
su contenido, invariablemente melancólico y centrado en la muerte. En la
literatura castellana, la elegía alcanzó un notable desarrollo.
Garcilaso de la Vega, en sus églogas, llegó a la cumbre de la poesía
elegíaca de carácter intimista y amoroso. Fernando Herrera, sin embargo,
cultivó la elegía heroica. Pero es Canción a las ruinas de Itálica, de
Rodrigo Caro, la obra que se ha alzado como modelo del género. La elegía
no ha dejado de cultivarse nunca y una muestra de gran belleza e
intimismo, escrita en el siglo XX, es la Elegía a Ramón Sijé , del
poeta alicantino Miguel Hernández.
Dolora
Composición poética inventada por campoamor, de
espíritu dramático y filosófico. Sentencia en verso en las que se
transmite un mensaje moral didáctico, mezcla de humor y sentimentalismo,
cuyos temas narran pequeños dramas cotidianos y encierran un
pensamiento filosófico escéptico.
Rima
Poemas breves en versos asonantes, donde el mundo
aparece como un conjunto confuso de formas invisibles y átomos
silenciosos cargados de posibilidades armónicas que se materializan en
visión o sonido gracias a la acción del poeta que une las formas con las
ideas. Se refieren a la emoción de lo vivido, al recuerdo, a
experiencias convertidas en sentimientos. También aparece el amor, el
desengaño, el deseo de evasión, la desesperanza y la muerte. Su pureza y
humildad, junto con su engañosa sencillez, suponen la culminación de
la poesía del sentimiento y de la fantasía , en palabras de Jorge
Guillén, y como dijo Luis Cernuda: Desempeñan en nuestra poesía
moderna, un papel equivalente al de Garcilaso en nuestra poesía clásica:
el de crear una nueva tradición que llega a sus descendientes.
Del
escritor romántico español Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) se
recuerdan tanto sus Rimas, que marcaron el punto de partida de la poesía
moderna española, como las Leyendas, unas composiciones en prosa
etéreas y misteriosas. Las Rimas, una colección de setenta y seis
poesías, publicadas con el título inicial de El libro de los gorriones,
poseen una cualidad esencialmente musical y una aparente sencillez que
contrasta con la sonoridad un tanto hueca del estilo de sus
predecesores.
Mientras se sienta que se ríe el alma sin que los labios rían / Mientras se llore sin que el llanto acuda a llenar la pupila / Mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan / Habrá poesía
Epigrama
En
literatura, observación mordaz, aguda y concisa, generalmente escrita
en verso. Los epigramas de la Grecia antigua eran inscripciones hechas
en tumbas o estatuas. Además de los epigramas funerarios y votivos, se
conservan otros que reflexionan sobre los objetos y asuntos ligados con
la escritura, entre ellos uno que alerta sobre la amenaza de la
carcoma, enemiga de las Musas . Los poetas latinos, entre ellos Catulo,
Juvenal y especialmente Marcial, desarrollaron el epigrama como una
breve sátira en verso que acaba con alguna expresión punzante. En la
literatura española, la proximidad del epigrama con el epitafio se
revela en el soneto de Góngora Inscripción para el sepulcro de Dominico
Greco o en Inscripción en cualquier sepulcro de Jorge Luis Borges.
Durante el manierismo, lo epigramático aparece como una de las formas de
la agudeza que, como dice Baltasar Gracián en su Agudeza y arte de
ingenio, predomina entre los españoles, frente a la erudición de los
franceses, la elocuencia de los italianos y la invención de los griegos.
El que es nacido para un epigrama no es decente para un sermón ,
concluye en otro momento Gracián. Aunque no siempre se haga mención al
género, hay poemas que por su concisión y agudeza participan también del
epigrama: es el caso de Ángel González (¿Recuerdas que querías ser
Narciso?: Pequeña estrábica,/ tú no
te preocupes;/ contempla el mundo y rompe los espejos ); las
greguerías de Ramón Gómez de la Serna; los membretes de Oliverio
Girondo. En su novela Vitrina pintoresca, Pío Baroja registra las
inscripciones en las paredes y en las muestras de tiendas. Borges hace
algo semejante con las inscripciones de los carros . Pintadas en
paredes y retretes, los grafitos, síntesis anónima de los hechos e ideas
de distintas épocas, deben clasificarse dentro del género epigramático,
desde los encontrados en Pompeya hasta los más recientes. En
Inglaterra, sobresalen John Donne, Jonathan Swift, Alexander Pope, este
último creador en el siglo XVIII de una forma de pareado epigramático, y
Oscar Wilde. En Francia, Voltaire y Nicolas Boileau-Despréaux. En
Alemania, G. E. Lessing. El epigrama también se encuentra en las
literaturas china y japonesa. Puede aplicarse el término a cualquier
aforismo, dicho popular y hasta ciertos ejemplos de cuentos brevísimos
como los de Augusto Monterroso: Hoy
me siento bien, un Balzac; estoy terminando esta línea (En
Fecundidad).
Soneto
Palabra
de origen italiano (diminutivo de sonus, tono , sonido ) o
incorporada en Italia por influencia del provenzal sonet, nombre de una
melodía breve y ligera, una cancioncilla. En la literatura italiana
antigua llegó a tener el sentido más amplio de canción. La forma
canónica del soneto consiste en catorce versos endecasílabos divididos
en dos cuartetos —rima ABBA ABBA— y dos tercetos, que pueden tener dos
rimas (variantes CDC DCD, CDC CDC, CDD DCC) o tres (variantes CDE CDE;
CDE DCE; CDE DEC; CDE EDC).
Las dos fuentes clásicas del soneto
son el italiano o petrarquista y el inglés o shakespeariano. El
Cancionero de Petrarca incluye 317 sonetos dirigidos a su amada Laura.
El soneto petrarquista tuvo seguidores en Italia (Torquato Tasso) y se
difundió también en otros países europeos: Portugal (Luís de Camões;
Francia (Pierre de Ronsard, Joachim du Bellay y otros miembros del grupo
conocido como la Pléyade); España. Fueron Boscán y Garcilaso de la Vega
los encargados de arraigar el soneto, aunque ya el marqués de
Santillana había escrito 42 sonetos fechos al itálico modo, utilizando
en los cuartetos la rima ABAB, con lo que se apartaba de la norma
habitual en el soneto petrarquista (ABBA).
En el siglo XVII
español se destacan los sonetos de Cervantes, Góngora, Quevedo, Calderón
y Lope de Vega, quien en su Arte nuevo de hacer comedias recomendaba el
soneto para los soliloquios teatrales: el soneto está bien en los que
aguardan . Después de una escasa utilización en el siglo XVIII y en el
XIX, el soneto resurge con los poetas modernistas hispanoamericanos y
españoles. A la influencia de la forma tradicional, se une el gran
impacto de los simbolistas franceses, lo que determinará la introducción
de variaciones más o menos heterodoxas. Rubén Darío, por ejemplo,
dedica un soneto a Cervantes donde combina endecasílabos y heptasílabos,
y otro a Walt Whitman, donde utiliza versos de doce sílabas. Otros
autores contemporáneos de sonetos son Amado Nervo, Leopoldo Lugones,
Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y Jorge Guillén.
Entre las
principales alteraciones del soneto figuran el sonetillo, compuesto en
general por versos octosílabos, aunque también recurren al eneasílabo
Rubén Darío, Valle-Inclán, Gabriela Mistral; el soneto con estrambote
(sonetto caudato), del que hay ejemplos en Boscán, Cervantes y Antonio
Machado ( A un olmo viejo ) que añade al soneto normal una coda, una o
más estrofas de tres versos, por lo común un heptasílabo y dos
endecasílabos; el soneto acróstico; el soneto con eco (Lope de Vega).
El
soneto inglés tiene su principal representante en Shakespeare y en los
Amoretti (1596) de Edmund Spenser. Su forma, que exige una adaptación a
una lengua menos rica en rimas que el italiano, abarca tres cuartetos,
cada uno rimado de diferente manera, y un dístico final que cierra el
conjunto. El esquema de las rimas es a b a b, c d c d, e f e f, gg. En
el siglo XVII, se mantiene la tradición del soneto a través del poeta
John Donne (Poemas divinos) y de John Milton, quien se atiene a la
fórmula petrarquista y escribe sonetos tanto en inglés como en italiano.
Después de casi un siglo de decadencia, el soneto renace con autores
románticos como William Wordsworth, Samuel Taylor Coleridge, John Keats.
Durante el periodo victoriano, merecen citarse los Sonetos del
portugués de Elizabeth Barrett Browning. El escritor argentino Jorge
Luis Borges se ha servido a veces de la estructura inglesa del soneto,
por ejemplo en El otro , cuyo dístico final dice así:
Suyo (de Dios) es lo que perdura en la memoria
Del tiempo secular. Nuestra la escoria .
Entre otros autores de sonetos
dignos de mención figuran el poeta austriaco, nacido en Praga, Rainer
Maria Rilke (Sonetos a Orfeo, 1923), los norteamericanos Edwin Arlington
Robinson, Elinor Wylie y Edna Saint Vincent Millay. Entre 1936 y 1938
W.H. Auden escribió los Sonetos desde China. En España, además de los ya
citados, sobresalen Blas de Otero y Dámaso Alonso.
Eduardo
Chicharro, en La plurilingüe lengua (1945-1947), ofrece la variante
humorística y paródica del soneto, valiéndose en algunos casos del ritmo
ascendente y enumerativo y, en otros, de una variante singular del
estrambote, como en el nº XLI.
El poeta argentino Juan Gelman
cumple a veces con el canon ( Llamamiento contra la preparación de una
guerra atómica ) o mantiene la estructura de dos cuartetos y dos
tercetos olvidándose de rima y medición estricta de los versos, como en
el poema I de Rostros.
Romance
Aparte
de su sentido equivalente a las lenguas derivadas del latín (romances o
románicas), o hasta de su uso como sinónimo de español (así, por
ejemplo, el román paladino , el español sencillo, del que habla Gonzalo
de Berceo en Vida de Santo Domingo de Silos), la palabra romance
(derivada del adverbio latino romanice, en románico) indica una serie
indefinida de versos octosílabos con rima asonante en los pares y con
los impares sueltos.
Según el filósofo español Menéndez Pidal los
versos originales del romance, derivado de los cantares de gesta, eran
octonarios (de 16 sílabas), de rima continua, y posteriormente se
dividieron en dos.
Con la difusión de la imprenta, los romances
se incluyen a partir del siglo XV en los cancioneros y se convierten en
texto para ser leído. Por otra parte, se tiende a dividirlo en cuartetas
y a insertar en él fragmentos líricos (villancicos o canciones), muchas
veces al final como desfecha, es decir, una versión condensada del
texto en su conjunto. A finales de este mismo siglo, la rima consonante
empieza a sustituir a la asonante. A mediados del siglo XVI, componen
romances escritores como Juan del Encina, Gil Vicente, Jorge de
Montemayor y San Juan de la Cruz.
En los siglos XVI y XVII el
romance se introduce también en otros géneros, como el teatro, sobre
todo con Lope de Vega.
Además de los romances épicos, sobresalen
los de tema amoroso, morisco, pastoril, satírico, religioso, picaresco y
aquellos, personales, en los que se manifiesta la subjetividad. Después
de un periodo de decadencia, el romance vuelve a interesar a los poetas
románticos (por ejemplo El moro expósito del Duque de Rivas) y en el
siglo XX, desde el modernismo en adelante, pueden encontrarse ejemplos
en Antonio Machado, Miguel de Unamuno (Romancero del destierro),
Leopoldo Lugones (Romances de Río Seco), Manuel González Prada (Baladas
peruanas), Federico García Lorca (Romancero gitano).
Un tipo
especial de romance, existente ya desde la edad media, es el romance
noticiero o fronterizo, que se ha prolongado hasta nuestros días en los
romances populares que informan, además de alentar a la lucha, sobre
hechos contemporáneos: la guerra de Marruecos, la guerra de Cuba o la
Guerra Civil española, que cuenta con ejemplos de los dos bandos. El
equivalente mexicano es el corrido.
Balada (literatura)
En la antigua poesía francesa,
forma poética que por lo general abarca tres estrofas de ocho versos
(véase Versificación) con una estrofa final de cuatro versos, a manera
de conclusión, llamada envoi, ‘envío’, que incluye una dedicatoria
personal a una persona importante o a un ser personificado. Con algunas
variaciones, los versos de cada una de las tres estrofas iniciales
responden a la rima ababbcbC; los de la estrofa final, a la rima BCBC.
Originalmente
escrita para ser acompañada por música, el origen de la balada parece
remontarse a las fuentes medievales italianas y provenzales. La forma se
elaboró por primera vez en la obra del poeta y compositor francés del
siglo XIV Guillaume de Machaut, y los ejemplos mejor conocidos
pertenecen a poetas franceses del mismo siglo y del siguiente, sobre
todo François Villon y Carlos de Orleans.
Desde el punto de vista
musical, la balada se ajusta al modelo AAB (A = texto ab; B = texto
bcbC). Los trovadores y troveros compusieron en los siglos XII y XIII
baladas monofónicas, a las que llamaron cansón. A partir de Machaut, la
balada se convirtió en una forma polifónica. En líneas generales, si se
trata de una obra vocal, la balada se llama así por el texto poético que
le da origen; cuando se trata de una pieza instrumental, ha de
suponerse que el compositor eligió ese nombre por el estilo que inspira
su música o porque la misma composición funciona como relato de una
balada poética. Desde el punto de vista temático llamaron cansón, si el
tema era el amor cortés, tensón, para diálogos y debates, serventesio,
para sátiras, planto, si se trataba de cantos fúnebres, alba, cuando era
una canción matinal, y serena, si era nocturna.
Valga como
ejemplo de balada el comienzo de este poema:
Ella volvía alegremente / de las tempranas arboledas, / con una paloma en los ojos / y con una flor de madera. / Ella volvía tan alegremente / del amor nuevo y de la primavera.
Según los países, las baladas
adoptan distintas formas de versificación y hasta nombres diferentes.
Las baladas inglesas y estadounidenses, por ejemplo, siempre se ajustan a
la rima y están divididas en estrofas. Las baladas rusas (byliny) no
tienen rima, ni se organizan en estrofas.
Letrilla
Composición poética de
versos cortos que suelen ponerse en música. Composición poética dividida
en estrofas, al fin de las cuales se repite un estribillo y es escrita
en versos de ocho sílabas o menos.
Ej.:
Parid bella flor de Lis / en aflicción tan extraña; / si parís, parís a España; / si no parís, a París .
Copla
Forma
de canción popular cuyo origen se encuentra en España y que luego se
difundió por Latinoamérica. Tiene una estructura flexible, aunque suele
ser una estrofa de cuatro u ocho versos de arte mayor o menor,
generalmente octosílabos. El texto es de carácter coloquial, con un
lenguaje en el que domina el doble sentido para conseguir efectos
cómicos, lascivos o escatológicos. El tratamiento de los temas, tanto
amorosos como de crónica, es satírico, aunque en el caso de amores
contrariados y temas solemnes, como la muerte, se trata con formas de
apología sentimental o metafísica.
Las distintas variedades de
coplas, en especial las de corte popular, están próximas al romance, que
es el género poético popular por excelencia de la poesía española.
Autores cultos, como el marqués de Santillana (Íñigo López de Mendoza),
Rafael Alberti, Luis de Góngora, Antonio Machado o Federico García
Lorca, se han acercado a estas formas de poesía con gran respeto. A
veces el tema lo tomaban de una canción, un suceso local o un romance
escuchado en una taberna, y otras era el pueblo quien hacía suya la
composición poética sin saber que tenía autor.
Ejemplo:
Una estrella se ha perdido / y en el cielo no aparece; / en tu pecho se ha metido / y en tu cara resplandece.
Cantar
Composición poética
destinada a ser cantada: un cantar bélico. Cantar de gesta, poesía en
que se referían hechos históricos, legendarios y tradicionales.
Genero Épico
Epopeya
Género poético que se
caracteriza por la majestuosidad de su tono y su estilo. Relata sucesos
legendarios o históricos de importancia nacional o universal. Por lo
general se centra en un individuo, lo que confiere unidad a la
composición. A menudo introduce la presencia de fuerzas sobrenaturales
que configuran la acción, y son frecuentes en ella las descripciones de
batallas y otras modalidades de combate físico. Las principales
características del género son la invocación de las musas, la afirmación
formal del tema, la participación de un gran número de personajes y la
abundancia de parlamentos en un lenguaje elevado. En ocasiones ofrece
detalles de la vida cotidiana, pero siempre como telón de fondo de la
historia y en el mismo tono elevado del resto del poema.
La
epopeya fue primero, poesía cantada para los griegos. Sus
características son la espontaneidad y la impersonalidad, el narrador
ocupa un lugar secundario.
En la epopeya se distingue: una acción
épica que es grandiosa, y otra heroica que haya influido en el destino y
la civilización de ese pueblo, donde encuentre reflejados sus
costumbres creencias y sentimientos. La presencia de un héroe superior
también se encuentra.
Otra de las características es la
extensión. Está formada por muchos versos que se organizan en cantos o
libros. Las partes en que está dividida son: proposición, invocación,
exposición y narración.
La Iliada de Homero cuenta los últimos
días de la guerra de Troya. El pasaje que a continuación se incluye
muestra la ansiedad de Helena al saber que la guerra está por
concluirse. Entonces acude presurosa a la muralla para ver a su esposo
Menealo, que todavía tendrá que batirse en un duelo singular. Los
ancianos de la ciudad, al verla tan bella, justifican que por su causa
se haya producido esta guerra.
Fragmento de la Iliada.
De
Homero.
Iris, por otro lado, a Helena
de blancos brazos, llegó mensajera,
a una de sus cuñadas parecida,
la que Helicaon, el hijo de Anténor,
tenía por esposa, Laodica,
por su semblante la más distinguida
de las hijas que Príamo tenía.
Poema Histórico
Obras basadas en
el Historicismo, corriente de pensamiento que reconoce el supremo valor
de la historia como componente fundamental de la naturaleza y del sujeto
humano. Esta doctrina tiene antiguas raíces (ya los sofistas griegos y
Giambattista Vico, entre otros, plantearon la importancia de la historia
para comprender la sociedad), pero adquirió una especial relevancia en
el siglo XIX, con el desarrollo del nacionalismo. Las investigaciones de
los filósofos e historiadores alemanes Ernst Troeltsch, Wilhelm
Dilthey, Karl Mannheim y Friedrich Meinecke concedieron una notable
importancia teórica a esta corriente de pensamiento. Sin embargo, el
concepto de historicismo admite diferentes interpretaciones, y debe ser
matizado en cada uno de sus usos. Conviene tener en cuenta que una de
las críticas más significativas que se hacen contra el historicismo
proviene de su carácter relativista: al estar todo condicionado por la
evolución histórica, no parece posible defender una verdad sustancial de
tipo determinado. El análisis del historicismo que Karl Raimund Popper
hizo en su obra La miseria del historicismo (1957) se convirtió en un
influyente, y discutido, paradigma de la crítica contra el sentido de
esta corriente.
Poema Teogónico
El
poema teogónico, normalmente atribuido a Hesíodo, aunque algunos
críticos lo consideran posterior, narra el nacimiento del orden a partir
del caos y el de los dioses.
Poema
Cosmogónico
Es el que se basa, en las teorías míticas,
religiosas, filosóficas y científicas sobre el origen del mundo. Desde
el punto de vista terminológico, la cosmogonía científica suele
equipararse a la cosmología. Sin embargo, el término cosmogonía pone
más énfasis en la comprensión teórica del inicio , que según los
conocimientos actuales debe entenderse de acuerdo con la teoría de la
Gran Explosión o Big Bang. La cosmología también abarca el estudio de la
estructura actual del cosmos. Sin embargo, como el inicio y el estado
actual del Universo ya no pueden considerarse por separado desde el
punto de vista teórico, la distinción entre cosmogonía y cosmología ha
quedado obsoleta en ciencia.
He aquí el relato de como todo
estaba en suspenso. Todo tranquilo, todo inmóvil, todo apacible, todo
silencioso, todo vacío; en el cielo, en la tierra. He aquí la primera
historia, la primera descripción. No había un sólo hombre, un sólo
animal, pájaro, pez, cangrejo, madera, piedra, caverna, barranca,
hierba, selva, sólo el cielo existía.
Este fragmento del Popol
Vuh, libro maya del siglo XVI y vertido al español en el XVIII, narra el
origen del mundo. A través de él se conoce la cosmogonía y mitología
del pueblo maya.
Poema Burlesco
Poema
basado en la forma literaria que busca desvirtuar los valores de las
obras literarias en las que se basa por medio de la exageración ridícula
de sus temas, personajes o argumentos. Como sucede con la sátira,
aparece bajo dos formas: la épica burlesca, en la que un tema trivial se
trata con grandiosidad, como en algunas partes de Los Cuentos de
Canterbury, de Geoffrey Chaucer, y la mofa, en la que un tema serio se
trata de modo frívolo, como en Don Quijote, de Miguel de Cervantes. El
género burlesco es confundido a menudo con otras dos formas de sátira,
la farsa y la parodia. La parodia es una imitación burlesca de una obra o
del estilo de un autor en particular; la farsa es una pieza dramática
escrita con el objeto de hacer reír.
Uno de los primeros usos del
género burlesco en la literatura se encuentra ya en el antiguo poema
épico-burlesco griego que parodia el estilo homérico La batracomiomaquia
(El combate de las ranas y los ratones). El género burlesco apareció en
el teatro de mano de los dramaturgos griegos Aristófanes y Eurípides y
más tarde con el autor romano Plauto. En Inglaterra, este género fue
desarrollado en los inicios del renacimiento, y uno de sus
representantes principales es Geoffrey Chaucer, que junto al escritor
español Miguel de Cervantes Saavedra y el francés Alain René Le Sage
ridiculizaron el romance medieval. Dos dramaturgos cómicos franceses,
Paul Scarron y Molière, así como el autor teatral inglés John Gay,
destacaron en la producción burlesca dramática. El poeta inglés Samuel
Butler llegó a niveles similares con su poema épico-burlesco Hudibras.
Uno de los mejores ejemplos de literatura moderna en este género lo
representa las Novelas sin sentido (1911), un ejemplo de carácter ligero
del autor canadiense Stephen Leacock. Un rico filón burlesco se
encuentra también en la mayoría de las operettas de William Gilbert y
Arthur Sullivan.
Parábola
Nombre
dado por los retóricos griegos a una ilustración literaria, cuya
verosimilitud se realiza estableciendo un vínculo entre la ficción
narrada y la realidad a la que remite. Puede considerarse una forma de
alegoría. Las parábolas del Nuevo Testamento tienden a iluminar una
verdad espiritual a través de un relato breve de la vida cotidiana de la
época. Muchos escritores modernos han recurrido a la parábola para
comunicar un mensaje moral, reelaborando en ciertos casos parábolas
evangélicas, como ocurre con el escritor brasileño Raduan Nassar en
Labor arcaica. Theodor Adorno ha destacado el carácter parabólico de la
narrativa de Franz Kafka. Basta pensar en El proceso o El castillo.
Fábula
Breve composición literaria
en verso o prosa, cuyos personajes son en general animales u objetos
inanimados. En su forma tradicional, apunta a demostrar una verdad moral
que, a modo de advertencia o consejo, se sintetiza al final de la
narración en una moraleja.
No es fácil determinar sus diferencias con
el apólogo, que practicó Sem Tob, y los exempla (ejemplos) medievales,
como los que se insertan en el Libro de Buen Amor de Juan Ruiz. Parábola
y fábula se estudian como formas de la alegoría pero, mientras la
primera se ocupa de hechos posibles que remiten a un significado
religioso, moral o filosófico (la parábola del hijo pródigo , por
ejemplo), la segunda, al dar voz a los animales o animar lo inanimado,
se asienta en impossibilia (cosas imposibles). En la edad media, un rico
material complementario de las fábulas se encuentra en los bestiarios,
catálogos descriptivos que explicitan el significado alegórico de los
diferentes animales.
Son famosas las fábulas de Esopo, escritor
griego del siglo VI a.C. y de Fedro, fabulista latino del siglo I a.C.
Ambos autores tuvieron gran difusión en la edad media, sobre todo el
primero a través de los Ysopetes. Su influencia puede rastrearse,
combinada con los cuentos de origen oriental, en el arcipreste de Hita.
El monje bizantino Máximo Planudio realizó en el siglo XIV una
compilación de las Fábulas de Esopo. El Panchatantra es una colección
sánscrita del siglo III que fue traducido a más de 50 idiomas.
En
Francia hubo una gran producción de fábulas entre los siglos XII y XIV,
de las que pueden citarse las de Marie de Francia y la colección de
historias de animales titulada Roman de Renart, antecedente del
relevante papel del zorro en la literatura fabulística. De los siglos
posteriores, se destaca la obra de Jean de La Fontaine, cuyas fábulas se
publicaron a finales del siglo XVII.
En España, en el siglo
XVIII, sobresalen Tomás de Iriarte y Félix María Samaniego, quien, en su
colección de 175 fábulas, incluye textos propios y adaptaciones de
Esopo, Fedro, La Fontaine y el inglés John Gay.
La versión
contemporánea de la fábula apunta a una reelaboración irónica en la que
suele desaparecer la moraleja o se ofrece al lector un marco mayor de
sugerencias. Es el caso de Fábulas de Luis Goytisolo; Bestiario y
Confabulario de Juan José Arreola; Trece fábulas y media (1981) de Juan
Benet, que concluye diciendo cuanto más canalla es la doctrina, mejor
el discípulo o La oveja negra y otras fábulas, del guatemalteco Augusto
Monterroso.
Leyenda
Narración tradicional o colección de
narraciones relacionadas entre sí de hechos imaginarios pero que se
consideran reales.
A veces se da una mezcla de hechos reales y de
ficción, aunque se parte de situaciones históricamente verídicas. La
palabra procede del latín medieval legenda y significa ‘lo que ha de ser
leído’. En efecto, durante algunos oficios religiosos de la primitiva
Iglesia cristiana, se leían en voz alta legendas o vidas de santos. Una
colección famosa en la edad media fue La leyenda dorada (Legendi di
sancti vulgari storiado), escrita en latín en 1264 por el dominico
genovés Santiago de la Vorágine, tratado hagiográfico en el que la
exaltación de las figuras de los santos roza en ocasiones lo fantástico.
Tal vez ese rasgo haya estimulado en el siglo XIX al escritor portugués
Eça de Queiroz a elaborar su Diccionario de milagros, que dejó
inconcluso (abarca las letras A y B) y se publicó, póstumamente, en 1900
(primera edición española, 1990).
La leyenda se sitúa en un
lugar y en una época específicas y parte de hechos que fueron reales
aunque están idealizados. Se diferencian de la historia propiamente
dicha en el énfasis de la narración y en su finalidad, que siempre es de
tipo didáctico o nacionalista, para dar confianza a un pueblo en sí
mismo en momentos en que se necesita ardor y seguridad para enfrentarse a
una situación nueva y peligrosa. Por otro lado, a diferencia del mito
(véase Mitología), que se ocupa de los dioses, la leyenda retrata en
general a un héroe humano, como ocurre en el caso de la Iliada y la
Odisea (véase Homero), la Eneida (véase Virgilio)o el Cantar de mío Cid.
Son legendarias también las historias que nutrieron muchas novelas de
caballería durante la edad media y que han servido de fuente a
escritores de épocas posteriores: así ocurre con la leyenda del rey
Arturo, con Carlomagno y con el alquimista alemán Fausto.
Leyenda
Un tesoro y una superstición , en Tradiciones peruanas.
De Ricardo
Palma.
Cura de Locumba, a principios del siglo actual, era el venerable doctor Galdo, quien fue llamado un día para confesar a un moribundo. Era éste un indio cargado de años, más que centenario, y conocido con el nombre de Mariano Choquemamani.
Después de recibir los últimos sacramentos, le dijo al cura:
Taita, voy a confiarte un secreto, ya que no tengo hijo a quien transmitirlo. Yo desciendo de Titu-Atauchi, cacique de Moquegua en los tiempos de Atahualpa. Cuando los españoles se apoderaron del Inca, éste envió un emisario a Titu-Atauchi con la orden de que juntase oro para pagar su rescate.
Novela
Narración extensa, por lo
general en prosa, con personajes y situaciones reales o ficticios, que
implica un conflicto y su desarrollo que se resuelve de una manera
positiva o negativa. El término novela (del italiano novella, ‘noticia’,
‘historia’, que a su vez procede del latín novellus, diminutivo de
novus, ‘nuevo’) procede de las narraciones que Giovanni Boccaccio empleó
para designar los relatos y anécdotas en prosa contenidos en su
Decamerón. Ahora bien, como género es el resultado de la evolución que
arranca en la epopeya y sigue con el romance.
Cuento
Narración breve, oral o
escrita, de un suceso imaginario. Aparecen en él un reducido número de
personajes que participan en una sola acción con un solo foco temático.
Su finalidad es provocar en el lector una única respuesta emocional. La
novela, por el contrario, presenta un mayor número de personajes, más
desarrollados a través de distintas historias interrelacionadas, y evoca
múltiples reacciones emocionales.
La evolución histórica del
cuento es más difícil de fijar que la de la mayoría de los géneros
literarios. Originariamente, el cuento es una de las formas más antiguas
de literatura popular de transmisión oral. El término se emplea a
menudo para designar diversos tipos de narraciones breves, como el
relato fantástico, el cuento infantil o el cuento folclórico o
tradicional. Entre los autores universales de cuentos infantiles figuran
Perrault, los Hermanos Grimm y Andersen, creadores y refundidores de
historias imperecederas desde Caperucita Roja a Pulgarcito,
Blancanieves, Barba Azul o La Cenicienta.
Relato
Tipo de enunciado y
conjuntos de procedimientos que hacen que un relato o una serie de
hechos, verdaderos o falsos, sucedan dentro de un espacio temporal y
estén narrados de una manera específica, ya sea por un narrador externo
omnisciente y aparentemente objetivo, por un narrador en primera persona
que se compromete con lo que está narrando, y hace que la narración sea
más subjetiva, o por un personaje, lógicamente creado por el autor,
pero que da la sensación de ser un narrador omnisciente subjetivo y, por
lo tanto, crea una mayor proximidad y da sensación de intriga y
ambigüedad en lo narrado. Aunque la narrativa suele relacionarse
directamente con la novela, guarda una estrecha relación con los poemas,
la biografía, la crónica, o los libros de memorias y ensayos. También
tiene que ver con la comunicación en general; de hecho no todo el mundo
cuenta igual las cosas, es decir, que cada persona narra de manera
diferente, tiene una narrativa propia. Es un término que también se
aplica al cine, la radio, la televisión y los periódicos.
Genero Dramático (Teatro)
Tragedia
Floreció en el siglo V
a.C. con autores como Esquilo, Sófocles y Eurípides. Las obras son
solemnes, escritas en verso y estructuradas en escenas (episodios) entre
personajes (nunca hay más de tres actores hablando en una escena) e
intervenciones del coro en forma de canciones (odas). Las historias
están basadas en su mayoría en mitos o antiguos relatos, aunque el
objetivo no fuera simplemente volver a contar esas historias (sobre las
que los poetas se tomaban frecuentes libertades), sino hacer
consideraciones sobre el carácter de los personajes, el papel de la
humanidad en el mundo y las consecuencias de las acciones individuales.
Por lo general, eran obras de poca acción y los hechos se relataban a
través de diálogos y canciones del coro.
Las obras se
representaban en festivales en honor de Dioniso; entre estos festivales
se encontraban el Gran Dionisíaco de Atenas, en primavera; el Dionisíaco
Rural, en invierno; y la Lenaea, también en invierno tras el Rural. Se
seleccionaban las obras de tres poetas para su representación. Aparte de
tres obras trágicas (una trilogía), cada poeta tenía que presentar una
sátira y una farsa, a menudo atrevida parodia sobre los dioses y sus
mitos.
Drama
El
término drama viene de la palabra griega que significa hacer , y por
esa razón se asocia normalmente a la idea de acción. En términos
generales se entiende por drama una historia que narra los
acontecimientos vitales de una serie de personajes.
Los primeros
datos documentados de literatura dramática son del siglo VI a.C.; la
primera obra crítica sobre la literatura y el teatro es Poética (330
a.C.) de Aristóteles. Aristóteles sostenía que la tragedia griega se
desarrolló a partir del ditirambo, himnos corales en honor del dios
Dioniso que no solamente lo alababan sino que a menudo contaban una
historia. Según la tradición, Thespis, el director de un coro del siglo
VI a.C., creó el drama al separar en un ditirambo el papel del personaje
principal del resto del coro: él hablaba y el coro respondía. Según
Aristóteles, desde ese hecho sólo había que dar un pequeño paso hacia la
evolución del drama como forma independiente con la incorporación de
otros actores y personajes. Pero el desarrollo espontáneo hacia el drama
trágico, un género muy elaborado y sin precedentes, es difícil de
documentar.
Comedia
Se
desarrolló hacia la mitad del siglo V a.C. Las comedias más antiguas
que se conservan son las de Aristófanes. Tienen una estructura muy
cuidada derivada de los antiguos ritos de fertilidad. Su comicidad
consistía en una mezcla de ataques satíricos a personalidades públicas
del momento, atrevidos chistes escatológicos y parodias aparentemente
sacrílegas de los dioses. Para el siglo IV a.C. la comedia había
sustituido a la tragedia como forma dominante.
Con la expansión
de la cultura griega a raíz de las conquistas de Alejandro III el Magno,
las comedias literarias y basadas en tópicos, así como las tragedias
filosóficas, pasaron a ser poco apropiadas y dejaron paso a un tipo de
comedia local, muy abundante, llamada nueva. El misántropo es la única
obra completa que se conserva de Menandro, el gran autor de comedias
nuevas. La trama gira alrededor de una complicación o situación que
tiene que ver con amor, dinero, problemas familiares y similares. Los
personajes son típicos e identificables, tipos socialmente simples, como
el padre miserable o la suegra molesta.
Ópera
Drama cantado con
acompañamiento instrumental que, a diferencia del oratorio, se
representa en un espacio teatral ante un público. Existen varios géneros
estrechamente relacionados con la ópera, como son el musical, la
zarzuela y la opereta.
Opereta
Obra
teatral con canciones y bailes intercalados con diálogos. En el siglo
XVIII el término significaba ópera corta, pero en los siglos XIX y XX
tuvo el sentido de una obra con música de carácter ligero al gusto
popular. La opereta francesa, por ejemplo, se desarrolló en pequeños
teatros como los Bouffes Parisiens que fundó el compositor Jacques
Offenbach. La forma, originariamente una composición en un solo acto,
creció más tarde hasta los tres o cuatro actos, aproximándose a la opéra
comique. Las más de 90 operetas de Offenbach incluyen Orfeo en los
infiernos (1858) y La Périchole (1868) entre otros títulos notables.
Para esas obras, él y su compatriota Alexander Charles Lecocq,
compositor de La fille de Madame Angot (1872), usaron el término opéra
bouffe.
Las raíces de la opereta vienesa hay que buscarlas en el
Singspiel y en las farsas locales. Franz von Suppé contribuyó a
establecer este género y destacó en él, produciendo obras como La bella
Galatea (1865), Caballería ligera (1866) y Boccaccio (1879). Con Johann
Strauss, II, la opereta vienesa alcanzó renombre internacional. Su
contemporáneo más joven, Karl Millöcker, produjo El estudiante mendigo
(1882). El vals fue un elemento esencial de las operetas del joven
Strauss, y con El murciélago (1874) alcanzó una calidad muy
significativa. Su sentimentalismo y seriedad operística se convirtieron
en una faceta musical importante del típico final de segundo acto
vienés. Otros compositores vieneses de operetas fueron Franz Lehár, que
escribió La viuda alegre en (1905); Robert Stolz, conocido por su Der
Tanz ins Glück (1936); Oscar Straus, compositor de El soldado de
chocolate (1909) y Emmerich Kalman, compositor de La condesa Maritza
(1924).
La opereta inglesa se desarrolló a partir de la ballad
opera corta y se extendió en otras obras. El autor teatral británico
John Gay creó uno de los ejemplos más refinados de ballad opera con su
obra La ópera del mendigo (1728). La sátira política y social de Gay
influyó en los artistas que le siguieron, incluidos el dramaturgo
Bertolt Brecht y el compositor Kurt Weill. El género alcanzó su cima en
las óperas ligeras de Arthur Sullivan y William S. Gilbert.
Zarzuela
Género musical escénico
español en el que se mezclan partes instrumentales, vocales y habladas.
La
zarzuela deriva del nombre del palacete o pabellón de caza, rodeado de
zarzas, donde, en el siglo XVII se representaban para la corte española
historias con temática mitológica. La música de las primeras zarzuelas
se ha perdido, si bien conocemos muchos de sus títulos y los nombres de
sus autores. Destacan El jardín de Falerina con música de Juan Hidalgo y
libreto de Pedro Calderón de la Barca, el más importante autor de
zarzuelas de esta época. La primera zarzuela de la que se conserva
suficiente música como para tener una idea clara de cómo era el género
en el siglo XVII es Los celos hacen estrellas de Juan Hidalgo y Juan
Vélez, obra interpretada en 1672.
Con la subida al trono de los
Borbones la ópera italiana desplazó a los espectáculos en español.
Los
músicos españoles se vieron obligados a adoptar los esquemas italianos
en zarzuelas como Veneno es de amor la envidia de Sebastián Durón,
Júpiter y Danae (1708), del compositor mallorquín Antonio Literes y
otras en las que también aparecen algunos elementos de la tradición
musical española. Durante el reinado de Carlos III, con las revueltas
contra los ministros italianos, se vuelve a impulsar la tradición
popular representada por los sainetes de don Ramón de la Cruz. Con Las
segadoras de Vallecas (1768), música de Rodríguez de Hita y libreto de
De la Cruz, se representa la primera zarzuela basada en temas
costumbristas. A la desaparición del gran impulsor que fue Ramón de la
Cruz nadie continúa su labor.
Aunque los reyes siguieron apoyando
la música italiana, a partir de 1839 se produce una reacción con obras
como El novio y el concierto, El ventorrillo de Crespo y Los solitarios,
con libreto de Manuel Bretón de los Herreros y música de Basilio Basili
y La mensajera de Hernando Gaztambide. Con Francisco Asenjo Barbieri el
género experimentará gran auge y fijará sus características más
importantes: mezcla de partes cantadas y habladas, inclusión de danzas y
bailes populares, abundancia de temas cómicos y/o casticistas. También
se diferenciará claramente entre el género chico (en un acto) y el
género grande o gran zarzuela (en tres actos).
Las obras más
famosas de Barbieri son Jugar con fuego, Los diamantes de la corona, Pan
y toros y El barberillo de Lavapiés. En la segunda mitad del siglo XIX
destacan compositores como Emilio Arrieta, Federico Chueca, autor de La
Gran Vía y Agua, azucarillos y aguardiente, Ruperto Chapí, autor de La
tempestad, La bruja y La revoltosa, Manuel Fernández Caballero, El dúo
de la Africana y Gigantes y cabezudos y Tomás Bretón, autor de la
popularísima La verbena de la paloma.
Entre las obras destacables
se encuentran la obra maestra Doña Francisquita de Amadeo Vives, La
canción del olvido de José Serrano, El caserío de Jesús Guridi, Las
golondrinas de José María Usandizaga y Luisa Fernanda de