A veinte años de la Firma de los Acuerdos de Paz

01/17/2012

ANTONIO MARTINEZ-URIBE. Lunes 16 de Enero del año 2012.

Hemos estado observando las conmemoraciones de la firma de los Acuerdos de Paz. Uno de los aspectos a destacar es que la firma, por parte del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), originalmente se hizo por parte de 10 de sus altos representantes, dos por cada una sus cinco organizaciones integrantes. Sin embargo, la gran mayoría abandonaron el FMLN desde 1994, dos años después de la firma, y solamente tres, quedaron dentro del naciente partido político y ellos fueron: Schafik Jorge Handal, Nidia Diaz y Salvador Sanchez Cerén. Es decir, en tanto firmantes del pacto, se quedaron solos como responsables comprometidos en la lucha por el cumplimiento del mismo. Obviamente, los que se fueron rompieron con el compromiso adquirido en enero de 1992, ya que cuando rubricaron lo hicieron en representación y mandato del FMLN. Fuera del Frente, como individuos, claro está, no tenían representatividad alguna.

Otro aspecto que conviene subrayar es que los Acuerdos exigieron reformas a la Constitución de la República de 1983. La reforma radical de los Acuerdos de Paz, se produjo en las instituciones armadas, militar y policial. Estos cambios en la constitución implicaron, en primer lugar, profundas transformaciones en la Fuerza Armada. Tan importantes fueron, que a partir de estas se producen otros cambios institucionales como la reforma en el sistema de administración de justicia y la creación de nuevas instituciones como: la Policía Nacional Civil, la Academia de Seguridad Pública, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, el Consejo Nacional de la Judicatura, Tribunal Supremo Electoral, entre otras. Es desde esta evolución que se producen otros cambios institucionales, todas con rango constitucional. Por eso se sostiene que lo que se produjo fue una nueva Constitución y con ello la refundación del Estado en El Salvador.

Comprender este cambio es de suyo muy importante porque se expresa reiteradamente que el Acuerdo de Paz fue entre el Gobierno, o sea el Ejecutivo, y el FMLN. En rigor, hay que constatar que, en la medida en que se obligó a reformas del régimen político, que hasta entonces se concebía en la Constitución de 1983, la negociación salió de las atribuciones del poder ejecutivo e involucró al Estado salvadoreño en su conjunto. La comisión gubernamental pudo contratar en representación del Estado. De acá entonces, su trascendencia.

¿Se cumplieron los Acuerdos? ¿Se logró la paz? A esto hay que responder de manera certera. En la medida de que los Acuerdos, por un lado, buscaban el fin de la guerra civil y por otro incorporar al FMLN a la vida política institucional, una vez producidas las reformas constitucionales como hecho sustantivo y único, podemos entonces responder que sí se cumplieron y sí se alcanzó la paz, entendida como logro del enfrentamiento militar y pleno respeto al cese de fuego. Lo que se buscaba fue abrir espacios de participación política democrática para la lucha por el poder político para continuar con procesos de cambio social, cultural y económico. Esto ha sido una gran conquista de manera especial para el FMLN que, de movimiento popular en los años 60 y 70 en el Siglo XX, pasó a la lucha político-militar, negoció exitosamente el fin de la guerra, pasó a convertirse en partido político legal. Ahora, a inicios del Siglo XXI, es la primera fuerza política electoral y cultural-social del país y cada vez se asume más y mejor, como un partido responsable destacado para el logro de consensos para dirigir los asuntos del Estado a nivel nacional y local. 

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